Una mañana fría de diciembre,
tocó madrugón, andar de noche por el monte y esperar pasando frio en el hide a
que el día abriera, cuando aparecieron los primeros rayos de sol una espesa niebla
cubrió por completo el entorno del bebedero y después de casi dos horas de espera
apareció la hembra como un fantasma entre la niebla que empezaba a levantar
poco a poco y permitió fotografiar con este ambiente un tanto especial, después
de dos horas de fotos ininterrumpidas, dió tiempo a que la niebla desapareciera y
que se filtrara algún rayo de sol entre
los árboles.
Hace dos años ya de esta sesión de fotos y todavía me acuerdo
como si fuera ayer, jornada de las que no se olvidan, en compañía de mi amigo
Juanma Hernández, único responsable de que los bichos se dejen fotografiar de
esta forma y con semejante escenario.
Esta hembra de Azor acude
asiduamente a un bebedero que se montó en su día para fotografiar pajaritos, zona en la que es habitual ver
palomas y que probablemente utilizara
una pareja de azores como cazadero, el agua fue la guinda del pastel, ayudando
a que los bichos se aquerenciaran en la zona y a día de hoy parece que
siguen visitando el sitio prácticamente
a diario, la liebre que se utilizó para la ocasión se recogió atropellada
en una carretera meses antes.
D200, 50-500, 500mm, f/8, 1/60s, ISO320
D200, 50-500, 500mm, f/8, 1/60s, ISO320
D200, 50-500, 500mm, f/6.3, 1/125s, ISO320
D200, 50-500, 370mm, f/8, 1/125s, ISO640
D200, 50-500, 500mm, f/8, 1/160s, ISO640
D200, 50-500, 500mm, f/8, 1/60s, ISO320